El musicoterapeuta


Uno de los grandes problemas de la musicoterapia es la formación del musicoterapeuta. Requiere conocimientos médicos, psicológicos, pedagógicos y musicales y ser ante todo terapeuta que domine la utilización del mundo sonoro, musical y del movimiento.

El papel del musicoterapeuta ha evolucionado en estos últimos años pasando por tres fases: en la primera se le daba gran importancia al músico, dejando un poco olvidada la función del terapeuta. En la segunda fase se le dio más importancia a la terapia y relación personal con los pacientes. En la actualidad el terapeuta procura utilizar adecuadamente su actividad como músico y su relación con el paciente, intentando superar los inconvenientes de las fases anteriores.
Ellos se encargan de la valoración de las necesidades del interesado, de formular el programa adecuado para el paciente y luego de llevar a cabo actividades musicales específicas para conseguir los objetivos.

PERFIL PROFESIONAL Y PERSONAL DEL MUSICOTERAPEUTA
    La Asociación Francesa de Musicoterapia establece un código deontológico referido al perfil profesional y personal del musicoterapeuta:

  1.      El Musicoterapeuta ha sido formado profesionalmente
  2.     Toda práctica de la musicoterapia debe estar asociada a un trabajo de reflexión que lleve a una conceptualización o a una elaboración teórica. La sesión de musicoterapia, cualquiera que sea, no es suficiente por ella misma. El tiempo de preparación, de reflexión, análisis de las sesiones así como el trabajo de investigación musical indispensable en esta práctica forman parte de un proceso terapéutico.
  3.       Un musicoterapeuta no debe tomar o seguir un tratamiento en los campos que estén fuera de su competencia  o de sus posibilidades. En el momento que acepta responder a una demanda,  el musicoterapeuta se compromete a asegurar personalmente a su paciente cuidados concienzudos y entregados y a solicitar, si fuera necesario, la ayuda de un tercero competente.
  4.      Proyecto terapéutico:
Se sobreentiende en las condiciones  siguientes:
-La necesidad de un examen hecho por el musicoterapeuta, examen que evalúe las posibilidades de participación sonoray musical del paciente, teniendo en cuenta su sufrimiento psíquico.
-Concretar un objetivo terapéutico.
-Compromiso de un proceso terapéutico que determina un contrato terapeuta-paciente.
-Delimitación del cuadro de las sesiones.
-Definición del contenido.
-Evaluación

   El musicoterapeuta debe ceñirse en su práctica al código de deontología. Debe permanecer fundamentalmente bajo el secreto profesional (definido por el artículo del Código Penal). No está permitido hacer ninguna publicidad de carácter comercial, y se compromete a respetar la libre elección del paciente. Todo musicoterapeuta debe abstenerse igualmente, fuera del ejercicio de su profesión, de todo acto de naturaleza que no considere esto. En el marco de su práctica debe mantener estrictamente una relación profesional. Debe asegurar la responsabilidad personal del tratamiento, responsabilidad que no puede delegar en una tercera persona.
   El musicoterapeuta debe reunir características del tipo: buena salud física y vitalidad, estabilidad emocional, deseo de ayudar a los demás, paciencia, tacto, comprensión y aceptación de uno mismo, saludable sentido del humor y habilidad para el trabajo en equipo. Además de empatía, capacidad improvisadora, optimismo, delicadeza, firmeza de carácter y, por supuesto, una especial sensibilidad emocional y artística (musical). En el musicoterapeuta es fundamental la comprensión de la vida anímica ajena, así como un cierto dominio musical.

LA FUNCIÓN DEL MUSICOTERAPEUTA. EL PROCESO DE TRABAJO.
     El musicoterapeuta no trabaja nunca aisladamente, siempre es un miembro más del equipo terapéutico o pedagógico. En este sentido, deberá colaborar con los otros profesionales (médicos psiquiatras, psicólogos, etc.) ofreciendo sus conocimientos y experiencia, así como los informes pertinentes. No es competencia suya el diagnóstico clínico, ni tampoco la psicoterapia verbal; sin embargo, esto no es óbice para que contribuya con sus observaciones, si éstas comportan un beneficio claro para el cliente/paciente.
Por lo que respecta al proceso musicoterapéutico podemos señalar cinco fases necesarias:

 1.      Recogida y análisis de información sobre el paciente.
    Comprende la recogida de información sobre la persona, sus necesidades y limitaciones, cualidades y conducta, tomando como fuentes de información su historial clínico, los datos ofrecidos por otros profesionales (psicólogos, educadores, logopedas, psiquiatras) y por la familia y personas de su entorno, la observación directa del sujeto, entrevistas y test preliminares. La observación debe hacer especial hincapié en el aspecto externo del sujeto, sus movimientos y postura habitual, la expresión de su cara, su actitud general, cualquier problema físico, etc. y realizarse de tal forma que el sujeto no se sienta observado.
    Un aspecto esencial para el musicoterapeuta de cara a establecer el tratamiento es la información relativa a las preferencias musicales del cliente/paciente.  Para ello, si es posible, resultará muy útil realizar una entrevista con la que se buscará: conocer al individuo, fijar las bases de la relación musicoterapeuta-paciente, un trato personalizado y recoger los datos clínicos, personales, familiares, escolares o profesionales, sus vivencias y gustos musicales, así como sus preferencias fuera del ámbito estrictamente musical (cómo emplea el tiempo libre, tipo de libros que le gusta leer, si practica algún deporte…).
    Por tanto, para poder comenzar la terapia, es necesario conocer la historia sonoro-musical del paciente y de su ambiente en forma  profunda y exhaustiva. Para lograr esto se rellenará una ficha musicoterapeuta como por ejemplo:





FICHA MUSICOTERAPÉUTICA
Nombre y apellidos:
Edad:                                         Sexo:                 Ficha confeccionada por:
1.   País de origen    ………………..………………………………………………………………………………………………………………..……
2.   Región de origen   …………………………………………………………………………………………………………………………………….
3.   Preferencias y particularidades de los padres   ……………………………………………………………………………………
4.   Vivencias sonoras durante el embarazo   ……………………………………………………………………………………………….
5.   Vivencias sonoras durante el nacimiento y primeros días de vida   …………………………………………………….
6.   Movimientos corporales y canciones de cuna de la madre   ………………………………………………………………
7.   Ambiente sonoro durante la infancia   …………………………………………………………………………………………………..
8.   Reacciones de los padres a los sonidos y a los ruidos ……………………………………………………………………….
9.   Reacciones del paciente a los sonidos y a los ruidos   ………………………………………………………………………….
10.   Sonidos típicos de la casa: portazos, gritos, rudios, llantos, tics con sonido, etc   .…………………………
11.   Sonidos durante la noche y sonidos corporales   …………………………………………………………………………………
12.   Historia  musical del hogar, educación musical de los padres y del paciente   …………………………….…..
13.   Los primeros contactos con un instrumento   ………………………………………………………………………………….….
14.   Estado actual del problema sonoro-musical   ……………………………………………………………………………………….
15.   Asociaciones con los sonidos …………………………………………………………………………………………………………………
16.   Gustos o rechazos musicales sonoros y de ruidos   …………………………………………………………………………….
17.   Deseos y rechazos de instrumentos   …………………………………………………………………………………………………

Ficha extraída del libro “Musicoterapia en Educación Especial”

 2.      Planificación del tratamiento y trazado de objetivos.
    Esta etapa exige conocer aquello que se pretende modificar en la persona y el establecimiento de unos objetivos generales y específicos (es decir, a corto y largo plazo).

 3.      Tratamiento.
   El tratamiento podrá ser individual o grupal, y en general comprenderá las siguientes fases:
a) Observación del sujeto
b )Establecimiento de una buena transferencia
c) Buscar el cumplimiento de los objetivos mediante una serie de técnicas adecuadas
d) Propiciar la autonomía personal del individuo y el desarrollo íntegro de la personal.

    El tratamiento exige conocer las necesidades y limitaciones  del sujeto, sus posibilidades, los objetivos generales y específicos, así como la aplicación de unas técnicas adecuadas a la problemática y características del cliente. Asimismo, se fijará el horario y frecuencia de las sesiones (conforme a la gravedad del problema), su duración (suelen ser de entre 45 minutos y 1 hora), las cuestiones relativas al emplazamiento y material necesario para las mismas  (equipo de música, discos, instrumentos…), actividades a desarrollar (audiciones musicales, ejercicios de ritmo y percusión corporal, práctica instrumental…), instrucciones al sujeto y posibles refuerzos. Los objetivos variarán dependiendo de si la sesión es individual o grupal: 

INDIVIDUAL
-          Mejor conocimiento del cliente.
-          Trato y tratamiento más personalizado.
-          Problemática psiquiátrica (psicosis, autismo, desórdenes de la personalidad, etc.), sobre todo al inicio del tratamiento.
GRUPAL
-          Favorece la comunicación e interacción de los individuos.
-          Formación de grupos homogéneos: los sujetos comparten problemáticas y vivencias.
-          Pacientes poco concienciados de la enfermedad (alcohólicos, drogadictos, etc.), con déficits sociales, problemas de comunicación, en centros escolares y de educación especial, penitenciarios y geriátricos.
-          Como observación, decir que sería considerable que el grupo  no excediera de seis  miembros. Esto se debe al hecho de que trabajar en un contexto no verbal (en grupo) requiere un esfuerzo muy grande; y, a medida que aumenta el número de participantes aumentan los requerimientos energéticos, la búsqueda  de objetos intermediarios, etc.
-          Cuando se trabaja en grupo, es necesaria la presencia de otro musicoterapeuta. La función de este será de un observador activo, es decir, estará integrado en el grupo y participará de las consignas del musicoterapeuta, activando o desactivando a los pacientes que lo requieran en función de la integración final del grupo.









                                                                                                                                                                                                     











4.      Evaluación y seguimiento.
    La evaluación puede ser continua (se evalúa en una sola sesión) o final (si se evalúa todo el tratamiento). Supone constatar los progresos realizados por la persona, para lo cual es corriente la utilización de un diario clínico en el que se registran todas y cada una de las sesiones, o de hojas de evaluación, en las que se recogen de manera sintética los aspectos más relevantes de la sesión.

 5.      Finalización del tratamiento.
   En términos generales, el tratamiento finalizará una vez alcanzados los objetivos iniciales, o cuando ya no se observe beneficio alguno por parte del cliente.
   En el informe final elaborado por el musicoterapeuta será preciso señalar la situación pre y post-tratamiento, las  técnicas empleadas (señalando las que han tenido éxito y las que no), una serie de consejos o recomendaciones para las personas del entorno próximo al paciente y el seguimiento que se va a realizar.


                 Transcripción entrevista a Manuel Martín, musicoterapeuta valenciano
Manuel Martín


- Cuánto tiempo llevas ejerciendo como musicoterapeuta?
- Pues aproximadamente llevo 3 años trabajando como musicoterapeuta. Hice la carrera de música, también soy psicólogo y luego hice el máster de musicoterapia en la Universidad Católica y cuando acabé el máster, abrí una empresa de musicoterapia y ahora estoy trabajando en la fundación Mira’m con un convenio con mi empresa, y yo no soy trabajador de la fundación Mira’m sino que tengo mi  propia empresa de musicoterapia, yo trabajo con un convenio con la fundación. Mi empresa se llama Therapy, es decir, nosotros trabajamos para diferentes entidades. Con quien más trabajamos es con Mira’m pero también trabajamos con la asociación de síndrome de asperger de Valencia, con la asociación del síndrome de de España, con colegios tanto públicos como concertados, con diferentes escuelas de música… pero el servicio más grande es el de Mira’m.
- ¿Qué te llevó a estudiar musicoterapia?
- Me llevó porque hice la carrera de magisterio musical, pero cuando acabé esta carrera me di cuenta que no era a lo que quería dedicarme y entonces seguí estudiando e hice psicología. Durante bastante tiempo estuve relacionado con el departamento de metodología de la investigación en psicología pero estaba relacionado con temas de tráfico y mi vocación era la música, porque aparte de profesor soy músico. Durante 7 u 8 años estuve trabajando en el tráfico y después vi el máster de musicoterapia y pensé en una renovación profesional y personal y me lancé a estudiar el máster y en cuanto lo acabé me monté la empresa y desde entonces estoy trabajando como musicoterapeuta.
- ¿Qué estudios se necesitan?
- Respecto a los estudios que se necesitan… en España realmente la profesión de musicoterapeuta no existe. No se necesita un estudio concreto, es decir, para ser psicólogo por ejemplo se necesita ser licenciado en psicología, pero para ser musicoterapeuta no; cualquier persona puede montarse un gabinete de musicoterapia y valdría. Aunque hay varios máster universitarios  que abordan la musicoterapia y nosotros nos hemos organizado para defender nuestra profesión, o sea que luchamos que la gente no realicé musicoterapia sin tener conocimiento de ella, aunque a nivel legislativo puede ser cualquiera. Así que, actualmente aunque no sea de manera legal, para ser musicoterapeuta hace falta hacer un máster de musicoterapia. Es importante tener conocimientos de música, ya que aunque sea terapéutico… es a través de la música por lo que tiene bastante importancia. Cuanta más música sepas, más recursos tendrás. En niños autistas necesitas improvisar mucho y para ello requieres de saber tocar un instrumento (tipos de escalas, canciones…).
- Nosotras creíamos que se necesitaba alguna carrera musical para poder ejercer como musicoterapeuta…
- No, o sea cuantos más conocimientos musicales tengas mejor, pero realmente no es necesario tener una carrera de música. No hace falta que tengas cursado el nivel superior en el conservatorio. De todos modos… en el conservatorio te enseñan la parte estética de la música (la interpretación, lo bello…) y lo que nosotros pretendemos es mostrar la parte terapéutica (cómo se produce la comunicación, ¿se produce la interacción a través de la música?...), es decir, a través de esos nuevos canales de comunicación es con lo que trabajamos. O sea que a mí no me interesa que lo que haga el niño sea estéticamente bonito o incluso enseñarle una melodía, ya que yo no soy músico en ese momento, soy terapeuta.
Hay que diferenciar el hacer música con niños con discapacidad y hacer terapia. Quizás tu escuchas una canción que te gusta mucho y es terapéutico para ti, pero nosotros lo que pretendemos es que sea algo más sistematizado.
Nosotros cuando viene un niño, hacemos una entrevista con los padres, observamos el diagnóstico, trabajamos con otros terapeutas que estén trabajando con el niño y nos planteamos unos objetivos a nivel de interacción. Se hace una ficha para conocer, aparte del trastorno que tenga el niño, a nivel musical qué canciones le gustan. Todo lo que tiene que ver con la música y con lo sonoro me interesa. Todos nosotros trabajamos por unos reforzadores y por unos motivadores, si a un niño le gusta una canción concreta la utilizaremos porque será motivadora para él, por lo que tenemos que tener en cuenta el contexto musical para utilizarlo en las sesiones.
- ¿Por qué elegiste musicoterapia para niños con autismo?
- Yo cuando empecé trabajando como musicoterapeuta...pues no buscaba nada en concreto, no buscaba trabajar con niños autistas pero surgió la oportunidad de trabajar en la fundación y me fui especializando y actualmente no solo trabajo con autismo sino con trastorno generalizado del desarrollo, que es autismo, síndrome de Asperger, de Gregg, trastorno desintregrativo de la infancia… me muevo en ese contexto en donde se trabaja mucho el tema de la comunicación y de la interacción. También tenemos grupos que trabajamos con el crecimiento personal en adultos, pero a nivel clínico estamos especializados en ese tipo de trastornos.
- Nosotras a la hora de buscar centros de musicoterapia no encontramos muchos centros…
- En la asociación de musicoterapia seremos unas 70 personas, pero muchas de esas personas o bien tienen alguna sesión con algún niño en un colegio de manera esporádica… de los pocos centros que hay tan específicos sobre musicoterapia es L’Alquería de la Católica (centro de estimulación temprana) y Mira’m (autismo).
Las sesiones son individualizadas. Siempre trabajamos un terapeuta con un niño, solamente tenemos un grupo de dos niños (con dos terapeutas), ya que es muy difícil hacer un grupo porque no puedes meter a un niño que tenga 7 años con otro niño que tenga 4 años y ambos tienen que tener bastantes características similares y es bastante difícil.
¿Qué es lo que más valoras de tu profesión?
- Lo que más valoro es que es gratificante. Tu lo que intentas es trabajar por el beneficio del niño aunque también es un trabajo muy frustrante porque muchas veces estás trabajando durante meses en algo muy concreto e incluso llega un momento en el que has conseguido algo y luego se produce un retroceso porque cualquier niño que tenga algún tipo de discapacidad el grado de desarrollo es equitativo en todas las áreas pero en el caso del autismo tienen puntos de excelencia, por lo que hay veces que estás trabajando en una cosa y avanzas y a los dos meses vuelves hacia atrás, vuelves a avanzar en otro aspecto… siempre hay un pequeño avance pero muchas veces no consigues lo que estás trabajando entonces a menudo te planteas si el problema eres tú. También es un camino terapéutico que haces tú mismo, porque para ser musicoterapeuta tienes que tener muy claro quién eres tú y quién es tu paciente ya que través de la música interfieren muchos otros aspectos y trasferencias porque se juega mucho con las emociones.
Yo considero que gran parte de la terapia que se produce en musicoterapia proviene de la relación terapéutica que se produce entre el terapeuta y los niños. En esa relación y en esa seguridad (poder expresarse con seguridad, poder ser creativo, poder dirigir…) es donde se produce la terapia.
- ¿Qué características debe cumplir la sala?
- Depende mucho del terapeuta. Es como la definición de musicoterapia… hay muchas definiciones diferentes. La sala para mí, en autismo, tiene que ser una sala con moqueta o parquet por el tema de las vibraciones y el poder trabajar descalzos, que no sea muy amplia, que esté pintada en colores claros, que no haya nada más que los instrumentos (que no haya decoración, juguetes…) que tenga luz natural pero que no tengan acceso a la visión del exterior porque para ellos también es un estímulo, y los instrumentos los tenemos en estanterías a unos 2 metros de altura para que no los cojan libremente y así trabajar la petición, están visibles pero tienen que pedirla con el sistema de comunicación que trabajen (escritura, pictogramas, voz…). Una vez tienen el instrumento, tienen la libertad de expresarse con el instrumento.
Al principio trabajábamos con una sala compartida y nos dimos cuenta de todos estos problemas, aunque actualmente tenemos nuestra sala propia y hemos ganado mucho en centrar el trabajo. También se puede utilizar paneles de anticipación, en donde dices lo que vamos a hacer en la sesión (utilizado mucho en autismo), pero esto también es un poco desmotivante para ellos, porque las sesiones también tienen que ser espontaneas, según las situaciones que surjan, y tienen que ser menos rígidas y con más libertad porque sino que deja de ser música. Por tanto nosotros escuchamos al niño y según sus ganas de realizar cierta actividad vamos guiando la sesión en función de los intereses del niño en ese momento.
- ¿Tú te preparas la sesión?
- Yo me preparo qué es lo que quiero trabajar en cada sesión pero no “en esta sesión voy a hacer esto, en esta lo otro…” porque el niño quizás no le apetece cantar la canción que yo tenía pensado o está más negativo… primero tengo que escuchar al niño y después intervengo, pero si me preparase algo estaría centrado en aquello que quiero hacer y no escuchar al paciente. Hay que escuchar, respetar y luego intervenir. Muchas veces no haciendo nada estás haciendo terapia porque te tomas tu momento para escuchar, para ver y observar… pero no con ansiedad y escuchándote a ti mismo. Les das un contexto de seguridad, ya que son muy estructurados (en el caso del autismo) y tú lo que quieres es que no vinculen la musicoterapia con el trabajo, y si les dices tienes que hacer esto y esto... no es la mejor manera.  Ellos quieren trabajar lúdicamente, y diferencian mucho trabajar en mesa a trabajar con musicoterapia, por lo que la musicoterapia les da más libertad y respeto.
- ¿Cómo es una sesión? Es decir, ¿cómo empiezas o como acabas?
- Las sesiones duran 45 minutos, normalmente duran 40 minutos y 5 para hablar con los padres, en donde se le hace un pequeño resumen de cómo ha ido la sesión. En internet tenemos unas páginas privadas en donde el padre se puede meter y ver una reflexión de la sesión.
Respecto a cómo es una sesión no sabría qué decirte porque para cada niño y cada día es una sesión diferente. Yo soy especialista en uno de los modelos que hay oficiales a nivel mundial sobre musicoterapia, que es el modelo Benenzon. Trabajamos a nivel no verbal con lo cual a grandes rasgos le doy mucha libertad al niño e improvisamos mucho. Consideramos que a través de la improvisación vocal, corporal e instrumental hacemos que el niño se pueda expresar y se pueda comunicar. Prácticamente no utilizamos música grabada, todo lo que hacemos lo hacemos en directo allí, tocando la guitarra o improvisando. Muchas veces un niño realiza una vocalización y tú creas una melodía a través de esa vocalización; comienzas a improvisar y el niño puede unirse a tu melodía, que cante tres o cuatro notas…  Damos pocas consignas, muchas veces porque no son capaces de comprenderlas. Debemos de ir por otros cauces no verbales en donde la improvisación es vital.
- ¿Alguna vez te has encontrado con algún niño que rechazase ir a musicoterapia, que no quisiera participar?
- Son pocos, pero sí. Actualmente estamos trabajando con una niña que está viniendo el padre y de momento es bastante reacia a las sesiones de musicoterapia, puede estar 10 minutos atendiendo y después ponerse a llorar, tener rabietas… estamos intentando que cada vez sea más lúdico, que cada vez aguante más tiempo, motivarla más… lo hacemos mediante canciones que le gusten a ella, que sus padres escuchen en casa, etc. pero puede darse, ya que a todos no nos gustan este tipo de actividades y ellos aunque sean autistas tienen sus propias preferencias, hay niños que les gusta más y otros que no.  Los terapeutas somos muy críticos con nosotros mismos, muchas veces decimos y si no le gusta es porque el problema soy yo, que no haces que le guste, pero hay que intentar no pensar en eso porque es un circulo vicioso en el que no saldrías. Yo no estoy aquí para cumplir las expectativas de nadie, ya que estaría más pendiente en hacer lo que las familias quieren que lo  que yo como terapeuta quiero hacer, por lo que el niño si no viene a gusto a las sesiones de musicoterapia zanjamos el proceso. Yo también puedo decir a los padres que no se está dando un avance y que es perjudicial para el niño porque no le gusta, etc., y se podría terminar así también el proceso.
Tú como profesional tienes que decirle que no vas a participar en eso, tú puedas negar un servicio de musicoterapia, porque si no muchas veces y mucha gente que está trabajando le interesa es el dinero, los terapeutas ganamos dinero pero lo gano honradamente, todo lo que pase por encima de mi ética no voy a aceptarlo y ya está.
- ¿Qué tipo de sistemas de trabajo existen?
- En musicoterapia hay cinco sistemas: Benenzon, perspectiva conductista, perspectiva más psicoanalítica, modelo GIM (métodos receptivos en donde se trabaja únicamente con adultos mediante viajes musicales) y Robbin, que lo que hace es interpretar la musicoterapia y analizar la música, aunque a menudo es demasiado técnico. Con nuestro modelo, a través de la improvisación sí que puedo ver que cuando un niño empieza un proceso a lo mejor no hay contacto ocular y según va avanzando este proceso hay más contacto ocular, hay más acercamiento, se produce la relación terapéutica o se aumenta la interacción, la improvisación por ejemplo a través de los instrumentos de parche (yembé o tambores), el interés por los instrumentos, el interés de tocar los instrumentos como instrumentos y no como objeto… yo veo cambios y las familias también. El problema que tenemos los terapeutas es que para que se produzca un aprendizaje se tiene que producir en diferentes contextos, porque si no es muy difícil que se generalice el aprendizaje (con niños autistas) entonces hay que trabajarlo en el centro, en la escuela, en la familia… hay muchas cosas que pueden trabajar, como el control de esfínteres (en el colegio, en casa, etc.), pero la musicoterapia solo se realiza aquí entonces es muy difícil generalizar eso, pero quizás poco a poco va habiendo más interés por los instrumentos, por las sonoridades, el querer interaccionar al sonar una música… todo eso al final es un avance en su desarrollo.
- ¿De qué manera podrían las familias o en el centro trabajar la musicoterapia?
- Aquí hay un gran debate, porque las familias podrían hacer música con sus hijos de manera lúdica (a través de una flauta, una pandereta…), pero no sería musicoterapia porque en la musicoterapia el contexto es muy importante, por ese contexto de seguridad. Ellos saben que cuando entran a la sala de musicoterapia están en musicoterapia y que en esa sala, en ese momento, en ese tiempo y en ese espacio tienen esa libertad. Si luego eso se traslada a la familia estamos en otro contexto y se pierde un poco la atracción que puede tener la musicoterapia, por eso la musicoterapia hay que hacerla en el  setting. Por ejemplo con la exclusión social en cualquier sitio que tengan  pueden hacer musicoterapia.
- ¿O sea que nosotras como docentes no podríamos realizar nada relacionado con musicoterapia?
- En la Católica hay un módulo que se llama musicoterapia en educación, pero en clase lo que te falta es el setting, es decir, el ambiente/el contexto. Si no eres musicoterapeuta no puedes hacer musicoterapia, ya que no es lo mismo que hacer educación musical, no es terapéutico. En clase es un poco difícil hacer musicoterapia en mi opinión, yo como trabajo en ámbitos clínicos le doy bastante importancia.
Imaginaos vosotras en un colegio ordinario queriendo hacer musicoterapia, no podríais porque no se os ha dado permiso para hacer terapia, quizás sí educación musical pero terapia no.
- ¿Podrías contarnos alguna experiencia o alguna anécdota que te haya impactado?
 - Tenía un niño que durante mucho tiempo no tuvo interacción conmigo, ni contacto ocular, ni tocaba ningún instrumento ni nada, y en un momento cogió un güiro y yo en ese momento estaba tocando la guitarra haciendo escalas flamencas y el comenzó a tocar el instrumento y lo que él estaba provocando es que yo tocara la guitarra mientras él tocaba el güiro y en ese momento es donde empezó la interacción. Le tengo mucho cariño a ese momento e incluso lo tengo grabado.
La única experiencia mala entre comillas es con esta niña que os he comentado que tiene rabietas y eso, pero bueno hay que tener en cuenta que ella viene con el padre y pues te sabe mal por él porque cualquier cosa que coge lo rompe… pero hay que trabajarlo mediante el tiempo fuera y decirle que cuando se le pase que vuelva. Entonces, cualquier avance que veas, cuando empiezan a tocar los instrumentos, con cualquier sonrisa… te reconforta. De la misma manera que cuando estás trabajando por un objetivo y ya no sabes qué hacer y estás estancado, tenemos la suerte que somos dos terapeutas y nos supervisamos el trabajo y muchas veces consultas con 5la otra persona y te puede dar ideas que a lo mejor tú no has visto y si no pues puede empezar la otra persona a trabajar, es muy importante que ni la familia ni el niño tome dependencia de ti y tu liberarte en determinadas temporadas de tus pacientes o poder cambiar de pacientes, haciendo una transición cuando estás estancado, habiendo un período de adaptación del niño.
Hay que tener en cuenta que aparte de terapeuta eres persona y que nuestro estado de ánimo y nuestras ganas de trabajar no siempre son las mismas, e igualmente pasa con el niño. Por lo que si es necesario es mejor cambiar para conseguir el mayor beneficio para todos.
- ¿Cuántas veces a la semana los niños van a musicoterapia?
- Depende, a veces una o dos, según el niño. Pueden ir dos veces y después hacer sesiones grupales, aunque solamente tenemos un grupo de dos niños.
- Nosotras es que hemos visto videos en donde aparecían grupos más numerosos por lo que no sabíamos que se hacía las sesiones individualmente…
- Son otros contextos y otros colectivos. En autismo el trabajo que hacemos es aquí es un trabajo de uno en uno, en algunos casos podemos trabajar dos o tres terapeutas con 4 niños. Pero yo no puedo tener 7 niños diagnosticados con autismo para mí solo porque me volvería loco, sería una locura. Pero eso no quiere decir que, por ejemplo, en exclusión social no se pueda a hacer, tenían desarrollo neurotípico, problemas emocionales… pero no tenían problemas de compresión, etc. En residencias de mayores sí que trabajan con 20 o 30 mayores y se puede trabajar perfectamente.
Aquí en Valencia hay 3 o 4 hospitales que están haciendo musicoterapia y sobre todo está encaminado al tema de la enfermedad mental. Hay una tesis en Madrid sobre neonatos, sobre cómo influye la música. Nosotros nos movemos en la parte clínica y no en la parte hospitalaria. En el hospital no tendrán ese setting que tenemos nosotros por ejemplo pero nosotros le damos mucha importancia al contexto.
- Te gusta lo que haces entonces, ¿no?
- Claro, por supuesto.
- Y más concretamente con autismo, ¿verdad?
- Sí, claro. Pero bueno, de la misma manera que ahora estoy contento e estamos investigando más sobre el autismo con el tema de la musicoterapia puede ser que un día me sature, eso nunca se sabe ya que la vida es muy larga. Yo me encaminaría si tuviera otra opción al crecimiento personal con los adultos. Creo que la gente lo valora más. Nosotros hacemos talleres de musicoterapia para adultos y cuando la gente sale de los talleres (de unas tres horas de duración) aprende mucho sobre qué es y tu puedes reflexionar más, porque tú con niños autistas tienes la mayor responsabilidad y no puedes compartirla a penas con ellos. Con adultos empiezan a surgir aspectos que no tenías en mente que surgieran o empiezan a establecerse vínculos e incluso disputas, y todo eso es terapéutico, por lo que me gusta bastante.

Enlace fragmento de la entrevista 
http://www.youtube.com/watch?v=MOlbD1XGoj8&feature=youtu.be



5 comentarios:

  1. Me parece que la página es un acierto, gracias por ser de tanta utilidad, y la música es una idea fantástica mientras se ve la página. Ojalá que después de mí más personas la visiten y ya no sólo por curiosidad. ¡Suerte!

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  2. Saludos! Excelente información. Me podrían proporcionar fecha de la redacción? Es para un trabajo de investigación. Muchas gracias!

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  3. Saludos. Alguien sabe donde puedo estudiar musicoterapia en Paris o cualquier parte de francia

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  4. Gracias muy buena la pagina me sirvio mucho y me sirve para un trabajo de MONOGRAFIA que debo entregar,sigan asi y mil gracias!!!

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